Tèrmino empleado por los servicios de inteligencia actuantes en el perìodo 1976-1983 en la Argentina, bajo el cual designaban a aquellos artistas "puente" o actores culturales, "personas de popularidad relativa en los medios artísticos, cuyo accionar -–siguiendo la concepción soviética del rol de escritores y artistas–- es el de verdaderos ‘ingenieros del alma" tal como los refieren los documentos de dichos servicios.