Las traducciones realizaban en el Centro de Documentación Científica, CDC, con las colaboraciones de instituciones como el INTA y la Universidad Nacional de Tucumán. Este servicio se brindaba a causa de que, desde la Segunda Guerra Mundial, a idiomas como el francés, el inglés y el alemán se habían sumado otras lenguas de países que tenían peso científico en la posguerra, como son los casos del Japón y de la URSS. El servicio de traducciones, contaba con un plantel numeroso de traductores universitarios, quienes tenían a su disposición una colección de repertorios, adquiridos por el CONICET, necesarios para su trabajo. En la biblioteca del C.D.C. se realizaba el informativo de prensa diario, que compilaba las noticias publicadas sobre ciencia, actividades universitarias y culturales. Circulaba por todas las oficinas del CONICET y luego se seleccionaban las noticias más importantes y se las guardaba; hasta 1965 contaba con 13.000 recortes.