Esta teoría sostiene que la actividad científica tiene lugar en una red heterogénea formada por un conjunto coordinado de actores heterogéneos humanos y no humanos, (tales como sitios, dispositivos técnicos, investigadores, textos, técnicas, dinero) cuya relevancia no está dada por sus propiedades intrínsecas sino por la capacidad de orientar las acciones de los demás actores de la red en dirección de sus propios intereses. En este sentido, los integrantes de la red se organizan en torno al concepto de “traducción4”. Las operaciones de traducción estructuran a todos los integrantes de la red, tanto a los humanos como los no humanos, en dos niveles: intermediarios y actores. La distinción entre intermediarios y actores se construye en relación a los lugares que las distintas entidades asumen en el proceso de traducción.