Se realiza percutáneamente a través de la vena yugular e implica la creación de una derivación intrahepática entre la vena hepática y la vena porta. El canal se mantiene mediante una sonda metálica. El procedimiento puede ser realizado en pacientes que han fracasado con la escleroterapia y es una opción adicional a las técnicas quirúrgicas de derivaciones portocava, mesocava y esplenorrenal. La operación demora entre una y tres horas.